Cacao

Tradicionalmente, el procesado primario del cacao implicaba el tostado de las habas enteras. Al tratar las habas de cacao previamente con el Micronizer, para separar la vaina del grano, permitió por primera vez tostar directamente los granos de cacao, un paso revolucionario para la industria que tuvo como resultado sustanciales mejoras de rendimiento, calidad, sabor y, por encima de todo, beneficios.

En 1976 se vendió el primer Micronizer en los Países Bajos para el pre-tratamiento de habas de cacao. Hasta la fecha, el Micronizer ha ascendido como elección favorita de la industria para el pre-tratamiento térmico de las habas de cacao con el objetivo de permitir un tostado óptimo de los granos; las unidades Micronizer están presentes en más del 60% de todos los procesados de habas de cacao del mundo.

Destacable por su fiabilidad y sus bajísimos costes de mantenimiento, el proceso de infrarrojos garantiza la limpieza, una separación óptima de las cáscaras (con menos de un 0,3% de pérdidas de grano en las cáscaras), mayores granos, menos polvo, ninguna migración de grasa ni pérdida apreciable de manteca de cacao, un mejor rendimiento del tostador, mayor desarrollo del sabor durante el tostado y drásticas reducciones en los conteos de placa bacteriana y contaminación por fragmentos de insectos o pelo de roedores.

Dependiendo de la calidad de las habas, se alcanzan temperaturas superficiales de 105 ºC en 60 segundos. El calor irradiado hace que la cáscara se seque muy rápido (aflojado). La energía de infrarrojos absorbida por el haba provoca un rápido aumento de la presión del vapor de agua en la superficie, y la cáscara se parte y libera el cotiledón. Las habas calientes de cacao se transportan directamente a la clasificadora, produciendo granos grandes. Hoy en día, la serie MR30 de Micronizer procesa una capacidad de 8 toneladas por hora.